Estás a punto de sumergirte en
la experiencia única de un Vida a Bordo, donde pasarás una semana
explorando las maravillas submarinas que nos ofrece el
Mar Rojo. ¿Nos acompañas?
Tras llegar a
Sharm el Sheikh y ser recibidos por
nuestro equipo en el aeropuerto, la espera llega a su fin y estás a punto de dar un paso crucial.
Frente a ti, se encuentra el que será tu hogar durante la próxima semana. Cruzas la pasarela (como diría nuestra querida
Chenoa en
Operación Triunfo) y finalmente pones los pies en el barco por primera vez. Sin ninguna duda, es uno de los momentos más emocionantes de cualquier vida a bordo. Con ese pequeño paso, iniciamos una gran aventura, y es un momento que merece ser saboreado.
El descubrimiento de cada rincón del barco esa primera noche, el briefing inicial junto a un tentempié de bienvenida y la presentación de la tripulación y otros compañeros de aventura, dará paso al reparto de camarotes y la opción de ir a descansar, o no. Muchos aventureros, excitados por lo que están a punto de vivir, no pueden conciliar el sueño y deciden ponerse manos a la obra con el equipo de buceo o iniciar amistades que perdurarán, pues estos viajes acaban formando una gran familia.
Aunque
el primer día permite dormir algo más y realizaremos
únicamente tres buceos, uno de ellos de chequeo y el más importante de la semana, durante nuestra travesía se repetirá más o menos el siguiente ritmo día a día, realizando
tres inmersiones diurnas y una nocturna.La luz del día comienza a filtrarse por la ventana de tu camarote. La emoción y el cansancio de ayer te llevaron a dejarla medio abierta, pero en este momento ya no importa.
Llevas un rato despierto, ansioso por sumergirte en el agua. La rutina en un vida a bordo es simple:
dormir, comer y bucear, una tras otra, y repetidas una y otra vez como mandamiento principal.
Al levantarte, sales a cubierta pensando que a esas horas estarás solo, pero todos están tan despiertos como tú.
Con uno o dos cafés para despertar, comienza el briefing de la primera inmersión del día. Personalmente, junto con las inmersiones nocturnas, son nuestras favoritas, pues
la posición del sol y su forma de iluminar los arrecifes tienen un efecto hipnótico. Para todos los que además hacemos fotos submarinas, es
uno de los momentos favoritos del día.
Tras un
pequeño briefing sobre la inmersión a realizar y algún que otro retraso de un compañero dormilón al que recibimos entre vítores y aplausos, comienza la jornada de buceos. Como siempre con dos grupos, el primer grupo empezará a equiparse y vestirse mientras el segundo, a la espera, aún tiene unos minutos para desconectar y recargar pilas.
Tras un buceo espectacular y una vez los dos grupos están de regreso, y hemos dejado atrás el bañador,
se sirve un desayuno de campeones en el que no faltarán los huevos fritos, nuestro surtido de quesos o esos espectaculares crepes con Nutella. ¡Al Mar Rojo venimos a bucear, pero también a ganar algunos kilos entre atracón y atracón!
El barco empezará a navegar hasta nuestro siguiente punto de buceo, por lo que podremos descansar y pasar tiempo en compañía de nuestro pelotón, hasta el momento de nuestro segundo buceo del día. Tras regresar al barco, y como ya hemos aprendido en los mandamientos del buceo, después de bucear, toca comer, y después ¡dormir!
Las tardes son el momento ideal para descansar, ya sea en los camarotes o
tostándonos vuelta y vuelta al sol, pues este ya no pica tanto como en las primeras horas de la mañana, y
la brisa de la navegación hace que sea algo muy placentero.
En función de nuestro punto de buceo, tendremos además
tiempo extra para realizar snorkel o disfrutar de nuestra codiciada paddle surf. ¡Estamos de vacaciones y hemos venido a disfrutar!
Volvemos a reunirnos todos en el salón y damos paso a un briefing más extendido en el que profundizamos además en la importancia de proteger los arrecifes y concienciamos sobre la flotabilidad y el no dañar el entorno marino.Esta vez, nos tocará saltar desde la plataforma de salto en una maniobra especial que realiza nuestro capitán, y una vez todos estamos en el azul, empieza nuestra tercera inmersión del día.
¡La merienda nos espera! Y para muchos, llega el fin de la jornada de buceos y empieza la fiesta y la cervecita de la tarde, pues en nuestros cruceros no está permitido beber alcohol durante la jornada.
Para los más aventureros,
la nocturna nos traerá un paisaje desconocido, pues los arrecifes se transforman en la oscuridad y dan paso a especies nocturnas, morenas gigantes y avispados peces león en busca de presas. Suelen ser inmersiones que realizamos en pareja sin guía debajo del barco, a excepción de inmersiones top como sería nuestra nocturna en el
SS. Thistlegorm, en cuyo caso nuestros guías acompañan al grupo.
¡Cómo se nota que es su momento favorito de la semana! Ahora que no nos escucha Mark, si fuera por él,
esta inmersión la repetiría todas las noches.
La cena ya está servida tras nuestro regreso al barco, y siempre aprovechamos estos momentos para celebrar algo especial, ya sea un cumpleaños, una inmersión número 100, o simplemente el poder compartir estos momentos juntos.
¡Y esto no ha acabado aún! La fiesta se alarga en la cubierta superior, para comentar y resumir la jornada entre amigos con la vista de lo que nos deparará el próximo día.
Sin ninguna duda, las horas a bordo están súper amortizadas.Y tú,
¿aún no has vivido en primera persona el día a día en uno de nuestros cruceros? No esperes más, descubre nuestro
calendario del
Mar Rojo y únete a la aventura.
¡Te esperamos!