Esta semana hemos recorrido la mítica ruta norte del Mar Rojo, aprovechando unas condiciones inmejorables: mar en calma, cielos despejados y una visibilidad excelente que nos permitió disfrutar al máximo de cada inmersión.

En el Parque Nacional de Ras Mohammed, vivimos uno de los momentos más intensos de toda la travesía: bucear en Shark & Yolanda Reef, un punto de inmersión que nos dejó sin palabras. La primera vez fue espectacular, pero no pudimos evitar repetirla para intentar asimilar todo lo que habíamos visto. Corrientes suaves, explosión de vida y un arrecife en su máximo esplendor.

En el estrecho de Tirán, Jackson Reef nos sorprendió con encuentros cercanos con tortugas verdes en pleno nado, tranquilas, majestuosas. Y en Gordon Reef, también en Tirán, fuimos testigos de un momento único: dos tiburones puntas blancas patrullaban el arrecife, regalándonos una de esas escenas que se quedan grabadas para siempre.

Más allá del buceo, lo mejor fue el ambiente en el barco: las risas, las charlas tras cada inmersión, las meriendas al sol compartiendo impresiones… Una experiencia que nos recuerda que bucear no es solo bajar al fondo, sino también conectar con los demás y aprovechar cada instante del día.
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