¿Por qué los primeros 30 bares desaparecen en verano?
Cualquier buceador experimentado notará que, especialmente durante el verano,
al sumergirse y descender a profundidad, la presión de la botella disminuye en 20-30 bares, independientemente de la rapidez con que se realice el descenso. Este fenómeno se rige por la ley de
Gay-Lussac, que establece una
relación directamente proporcional entre la temperatura y la presión. Es decir,
cuando una aumenta, la otra también lo hace, y viceversa.
La primera aplicación práctica de esta ley, que nos llena de alegría, es la razón por la cual
en verano observamos botellas con una presión de 220-230 bares (comúnmente denominadas "
pata negra"). Si la botella se carga durante la noche a una temperatura de 15-20 grados y luego se expone al sol a 30-35 grados,
la presión aumenta significativamente, brindándonos esos 20-30 bares "extra". Por otro lado, la segunda implicación de la ley de
Gay-Lussac es la que genera frustración, como se mencionó al inicio del artículo.
Los 20-30 bares adicionales otorgados por esta ley también se ven disminuidos, ya que al descender la temperatura, especialmente al entrar en el agua durante el verano, cuando el contraste es más notable, la presión de la botella también disminuye. En consecuencia, la presión desciende en 20-30 bares sin que haya pasado mucho tiempo bajo el agua.
Es importante tener en cuenta que
en invierno consumiremos más aire debido a que nuestro cuerpo requiere más energía para mantenerse cálido en temperaturas más bajas. Sin embargo, la disminución "
extra" de presión en la botella será más gradual en comparación con el verano, donde es más abrupta.
En resumen, tanto en verano como en invierno,
la disminución de presión en la botella es similar, pero se manifiesta de manera diferente. En verano, generalmente,
el consumo de gas es menor debido a que la temperatura del agua es más alta y nuestras necesidades energéticas son menores.
Aunque experimentamos un descenso inicial rápido en la presión.
En invierno, por otro lado, no hay un descenso inicial tan pronunciado, ya que apenas hay diferencia de temperatura entre el aire y el agua, pero nuestro consumo es mayor, equilibrando la disminución de presión en la botella. Sin embargo, si pudiéramos medir la cantidad de gas consumida por nuestro cuerpo, en invierno sería mayor que en verano.
En conclusión, la dinámica de la presión en las botellas de buceo durante el verano e invierno sigue las leyes de la física. El entendimiento de estos fenómenos permite una gestión más efectiva del consumo de gas y una experiencia de buceo más segura y eficiente, destacando la
importancia de la preparación y el conocimiento de los principios físicos que rigen esta fascinante actividad submarina.